La estupidez dirigencial de la seguridad privada otra vez nos deja bajo la línea de la pobreza.
- Voz Gremial
- 9 mar 2022
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Podíamos haber hecho historia, otra vez ganaron los personalismos. Era el momento, Ángel García estaba herido de muerte, debilitado de poder y económicamente. Era el momento de asestar el golpe de gracia, la estocada final pero el orgullo dirigencial les nubló la visión una vez mas. Por un lado, 5 gremios del interior autodenominados “La Federación” emprendieron su viaje a Buenos Aires a tomarse un café en la mesa redonda del rey Arturo con grandes promesas para los trabajadores: “en febrero vamos a equiparar el sueldo del trabajador de seguridad con la canasta básica“ gritaban en programas de radios partidarios y páginas digitales pagas: el resultado fue que se volvieron a sus provincias con una suma diaria de medio kilo de pan para el laburante. Otros, como el Bloque Nacional de Seguridad Privada continuaron la lucha en las calles, con más de 50 medidas de fuerza en su haber durante los últimos meses, y tuvieron mas éxito que los primeros, cerrando en los mejores casos bonos de $40.000 en algunas empresas, pero resultando insuficiente para el colectivo de trabajadores.
El análisis que queremos hacer es que hubiera pasado si ambas fuerzas sindicales se hubieran unido. Sin dudas no tenemos las respuestas pero seguramente el resultado hubiese sido mucho mejor. El orgullo de los 5 gremios con “personería gremial” del interior les impidió incluir a los demás gremios en la negociación, tildandolos de “gremios sin papeles” u “okupas” actitud que sin lugar a dudas favoreció más a Ángel García que a los trabajadores.
Ahora García tiene la posibilidad de levantarse y dar el, el último golpe. Un gran y maestro golpe, la posibilidad de jugar su última carta y hacer pesar sus décadas de amiguismos con CAESI. Le dieron la posibilidad al octogenario dirigente de pasar a ser del histórico villano a convertirse en el único héroe de esta historia y lograr un reajuste de paritarias superador. Recuerden que el diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo.
El orgullo dirigencial de los que dicen querer ser la renovación en la seguridad privada le está dando una bocanada más de aire al dirigente responsable de nuestra desidia.
Una jugada infantil y completamente estúpida.
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